CON LA MIEL EN LOS LABIOS

XV Sanse Scrum Leblon - 15

CD Arquitectura - 19

26 de Febrero de 2012

Crónica de José Miguel González Aguilera

Dicen que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas cotidianas. Para algunos puede ser un golpe de suerte, un encuentro amoroso o la posesión de bienes materiales. Otros han jugado históricamente y juegan en la actualidad con las aspiraciones a ser felices de los seres humanos. Para ello nos han convencido que la felicidad se encuentra en el futuro. En otra vida mejor fuera de este mundo o en que sus decisiones solucionaran nuestros problemas… dentro de varios años. Para nosotros, simples aficionados al rugby, hoy ha estado a segundos del pitido final del árbitro.

La felicidad se nos ha diluido entre los dedos cuando ya la tocábamos. ¿Por absentismo de los entrenamientos?  ¿Por falta de placajes? No lo creo. Simplemente porque el Arquitectura tiene más experiencia en las jugadas dramáticas y por alguna ayuda inesperada con la que se han encontrado. La felicidad no solo depende de tu esfuerzo, también depende de tu entorno. Aceptémoslo sin rencor.

Pero no nos aflijamos. Hay madera. Nos queda mucho por disfrutar con esa comunión entre grada y equipo cada vez más potente. Y es que estos chicos nos están ayudando a sus seguidores a ser un poco más felices cada vez. Con su esfuerzo. Con su mejora técnica partido a partido y con esa pasión que caracteriza al corazón del equipo.

Aunque el partido lo comenzamos tímidos. Los nombres sonoros de los equipos de rugby tradicionales aún nos asustan. Pero se demuestra que son chicos como nosotros. Con sus miedos al dolor y sus inseguridades ante el fracaso. Aprendamos a iniciar los partidos concentrados y a por todas porque en esa fase del encuentro se juega la definición del mismo. Si lo inicias inseguro y sin imponerte luego el esfuerzo debe ser doble. Como nos ha pasado en los dos últimos partidos ante equipos rivales más experimentados que el nuestro.

Así en los primeros minutos les hemos acorralado en su línea de veintidós. Sin dejarles respirar. Agobiándolos con nuestra agresividad. Como consecuencia de ello ha llegado nuestro primer ensayo. A la salida de una mele en el centro del campo. Buena coordinación entre José y Adri y la línea lleva el balón a Guille que en otra gran carrera anota esquinado.  Adri falla por poco dejando el marcador cinco a siete. Solo han pasado tres minutos de la segunda parte.

Desde este momento atacamos con fe. Sabemos que este cambio en el marcador puede darnos el partido, aunque vayamos dos puntos por debajo.  Jugamos bien los ataques de delantera, en varias fases, sin perder el balón.  Ellos salen de su campo a base de patadas largas. Pero demuestran que son un equipo bien organizado. No necesitan de grandes placajes para frenarnos. Estando bien situados y por acumulación de hombres se puede parar al equipo contrario. Su entrenador se multiplica dando órdenes para evitar la sangría que se les viene encima. Y lo consiguen. En uno de sus pocos contraataques cometen un  adelantado. La mele la sacamos nosotros y nos la roban. Ya es difícil con la reglamentación actual que te roben una mele. Pero un mal talonaje y una patada a nuestro talonador del contrario hace caer el balón en manos de su medio mele. El balón recorre las manos de su línea y anotan en el lateral contrario. Buena patada de nuevo de su pateador y cinco a catorce en el minuto doce de la segunda parte.

Como en otros partidos no nos rendimos. Comienza un carrusel de buen juego, de emoción y de lucha sin cuartel. Nuestros chicos sacan lo mejor de sí mismos. Y chocan, corren, se pasan el balón y luchan sin desmayo. Desde el minuto doce a veintiséis la felicidad se siente en el paladar de los aficionados. Porque es el mejor rugby que hemos visto hasta la fecha. La adrenalina sube muchos gramos. El cronista, en una falta de profesionalidad que lo descalifica, ya no puede anotar  nada. Así que deberá recurrir a la memoria.  El equipo no da un balón por perdido. En el minuto veinte golpe contra Arquitectura. José saca a la mano sobre Miguel y este driblando y chocando logra posar el balón tras recorrer unos quince metros. Ha aprendido algo desde el último partido. Ha entrado protegiendo el balón de las manos contrarias. Adri falla la patada por centímetros. Diez a catorce. Pero no se acaba la fiesta. Las oportunidades son continuas. Oso lo intenta, Guille casi lo consigue. Jiménez se deja la piel en una carrera. Hasta que a la salida de un maul provocado por nuestra delantera Miguel abre sobre José. Este recurre a una de sus clásicas jugadas. Amaga un pase y por el hueco que le deja el medio melé contrario se filtra. En una carrera de treinta metros anota sin que nadie le alcance. La grada se enciende y una  conocida aficionada grita “viva la madre que te parió”. ¿Por qué será? Adri vuelve a fallar ahora en una mala patada. Nos hemos puesto quince a catorce y solo quedan cuatro minutos.

Con la miel en los labios. Después de ir todo el partido perdiendo estamos un punto por encima. El mérito es de todos los chicos y de las instrucciones dadas en el descanso por sus entrenadores. Solo queda jugar con calma los tres minutos finales, conservar el balón y ganar el partido. Pero lo nuestro aún no es la inteligencia. Es la pasión. Vamos a defender a muerte y todos los jugadores se animan a ello. Si, como en baloncesto, se pudiera pedir tiempo muerto era el momento de hacerlo. Pero esto es rugby y hay que apechugar con todas sus consecuencias. Sacan de centro con una patada a nuestra veintidós que recogemos bien. Nos atacan y en el ruck que provocamos nos roban el balón. Abren y les paramos. Nueva fase y nuestra delantera hace un placaje en fuera de juego que nos cuesta la expulsión y el consiguiente golpe de castigo. Concentramos nuestras fuerzas en el flanco derecho de la defensa. Ellos juegan hacia el lado abierto y no conseguimos pararles. Ensayan. Su medio melé y pateador ahora falla. Quince a diecinueve y solo queda un minuto. Este minuto ha quedado detenido en el tiempo. Como en un sueño o en una película a cámara lenta. Hemos atacado sin desmayo, sin aliento, sin fuerzas pero con fe ciega en ganar el partido. Hasta tres veces seguidas nos han hecho placajes altos. Nos han puesto  zancadillas. No han conseguido pararnos. Oso ha llegado hasta la línea de marca. Como hemos dicho muchas veces, el rugby es una cuestión de centímetros. Si ha posado antes de la línea, sobre ella o dentro de marca es discutible. El árbitro en ese esfuerzo por llegar nos ha pitado retenido. El golpe lo han tirado al lateral y han ganado el partido.  Tus fuerzas, tus deseos y tu entorno. Todo cuenta y debemos aceptarlo. Arquitectura nos ha enseñado una nueva lección, como conservar la calma en los momentos dramáticos.
Seguro que esta también la aprenderemos.

ALINEACIONES:   1.  Jorge Almagro 2. Roberto Moreno 3. David Mao;  4. Jesús Prieto 5. Mario Merchante;  6. David Ochoa 7. Miguel González 8. Jael Mora;  9. José Luis de la Fuente (c); 10 Adrián de la Cruz; 11 Rodrigo Garrido 12 Alejandro Jiménez  13 Alexander Ferreira  14 Cristián López;  15 Guille Pareja.

CAMBIOS: Franz Lemke por Cristian López; Cristian Stirbu por Rodrigo Garrido, Enrique Garrido se quedó sin jugar por el alto voltaje de los últimos minutos. Tendrá sus oportunidades.